Gran salto a la fama

La gilipollez de la raza humana no tiene límites, ni por arriba ni por abajo. Y se puede alargar cuanto uno lo desee.  

 

 

 Vamonos de viaje. Vamonos a Chiapas. Y no a pegarnos tiros con la guerrilla ni a entrevistar al subcomandante Marcos. Vamos a disfrutar a la naturalezan, en el parque natural El cañon del Sumidero. Vamos a buscar un punto alto, con una gran caida. Un mirador bonito. Mira este, "El Roblar", sí, tiene buena altura. Ahora vamos a lanzarnos por aquí. Y todo patrocinado por Red Bull. Chachi!!!!!!!

 

Así la ha palmado Adam Gibson, un australiano de 29 años, amante de los deportes extremos. Se lanzó al vacío y nadie sabe que pasó, pero cayó en el quinto pinto, a 300 metros de donde debería estar y se quedo echo tortilla, más bien revuelto de huevos con esparragos. Traumatismo en el coco y a casa. Quien lo mandaría.

 

Para colmo de males, la organizadora del evento declara:  No conocemos qué hizo Adam en su salto, lo que pasó no tiene nada que ver con el equipo ni las condiciones de saltos, simplemente fue un error humano, un error en su salida tal vez.

Vamos, que encima la culpa es suya, y por si acaso, antes de que nos vengan con reclamos, nos lavamos las manos con agua, jabon y una pizca de azucar.

 

A mí el rollo de deportes extremos me hace mucha gracia. Con lo fácil que es ir comprarse dos entradas e irse al teatro, quedarse sentadito y dormirse o ver la ópera de turno. Y, si quieres un subidón de adrenalina, montante en la noria. Pero eso de lanzarse al vacío, aunque con casco, paracaidas, e incluso arnés, son ganas de matarse. Ays!! Esta la vida como para matarse. Morirse de risa es mejor. O de un coma etílitico. O te metes rayas, pastillas, cola cao, o lo que pilles. Desfasas como nunca, disfrutas como una perra en celo ante una jauria en una caza del zorro en plenos bosques de Nottingham. Pero no te abras la cabeza por abrirtela.

 

En fin, una demostración más de que la gilipollez humana no tiene límites. Puede subir mucho, o caer muy baja, muy rápida y dejarte en el sitio. Menos mal que yo no salgo del ordenador, por mucho RedBull que me den.